01 febrero 2010

Siguiendo tus curvas


Tu espalda me recuerda aquella carretera camino a Liberia
interminable, ancha, hermosa
donde los atardeceres mueren con dignidad
donde se divisan suaves y doradas lomas

Tu cintura al igual que las vueltas de Tarbaca
son irremediablemente peligrosas y emocionantes.
Como un largo e interminable tren
mis brazos quisieran abarcarlas completamente
y solo detenerse en tu ombligo a descansar,
recorrer con los dedos los minúsculos vellos
como un niño descalzo en una sabana.

Recorrer tu cadera es como cruzar el Zurqui
todos los sentidos están alerta,
listo para captar el menor detalle
de belleza o de peligro.
Una mano pequeña como un vocho
o grande como un trailer
podría descansar en la orilla
sin temor a caer al precipicio.

A veces veo nubes recorriendo tus pechos
al igual que lo hacen con los volcanes
tratando de esconder lo que sabes que está allí.


Pero si hay algo realmente peligroso en ti,
es el camino de tu oreja hasta el hombro,
no hay en Costa Rica, ni en el mundo,
camino más peligroso.
El olor a piel y cabello podrían enloquecer al mas cuerdo conductor
la vertiginosidad de tu hombro es letal para un hombre de pocos frenos
La adrenalina es mil veces mayor que cruzar la cordillera de Talamanca
y la vista mucho mejor.

El aire es tan fresco,
la vista tan distrallente,
el camino tan delgado,
el piso tan resbaladizo y dorado,
que solo los hombres de corazón fuerte
se atreverían a cruzar.









3 comentarios:

  1. Men muy bueno y me gusto mucho el detalle de rescatar ese nacionalismo que poco a poco perdermos.

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  2. De verdad muy ingenioso y muy detallado, lo lleva a uno a una lectura en la que se identifica pleamente.
    Y me gusta también que retomara los paisages de tiquicia, hace más llamativo el texto... Costa Rica es linda como una mujer!!!
    Muy bueno, lo felicito

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  3. Wooow un poema lleno de Tiquicia que derretiría a cualquier mujer!!

    Hermoso!!!!

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