07 octubre 2009

La gran batalla


Ahí estaba él con su armadura plateada observando a su misterioso contrincante, decide acabar con la táctica de su enemigo de alargar la batalla y se arroja sobre él, comienza con un giro diagonal de su espada para probar la agilidad de su enemigo y a la vez protegerse del contraataque.

Su oponente, ágil como un gato da un salto hacia atrás y esquiva la espada, al notar la cercanía aprovecha y con el codo da un golpe certero a la cabeza haciendo que el yelmo caiga al suelo.

El caballero oscuro con su espada afilada, como labia para engañar mujeres, intenta herir a nuestro caballero en el corazón a sabiendas que un corazón herido debilita al oponente, sin embargo ya muchas veces nuestro plateado amigo a recibido estos golpes. Gira su cuerpo para dejar pasar la espada pero esta alcanza a romper su cota de maya formada por miles de eslabones de valores aprendidos de su familia. La cota de maya cae con un sordo ruido al suelo dando a nuestro caballero más libertad para moverse pero más fragilidad ante un ataque.

El valiente caballero aprovecha el fallo de su enemigo y mientras con la mano derecha sujeta el brazo y espada de su enemigo, con la otra da un golpe justo en las costillas que cubren un corazón lleno de engaños, orgullo y falsedad. Gracias a este movimiento hace que la espada de su enemigo caiga al suelo.

El caballero oscuro al verse desarmado recurre a su otra arma , una enorme maza en cuya cabeza se lee una inscripción: "Día a día todo está peor", nuestro amigo piensa "debí haber atacado cuando estaba desarmado" pero la historia nos enseña que no se gana una batalla pensando el "debí..".

El oscuro personaje se abalanza sobre él y con un contundente golpe quiebra su escudo , brazo y esperanza, nuestro caballero tendido en el suelo no puede respirar por el peso de la desilusión, pero hace la única cosa que diferencia a lo héroes de las personas comunes ... Sigue adelante... y con giro de su muñeca ataca con su espada el tobillo cortándolo un tajo. El oscuro caballero cae con un espeluznante grito de dolor.

Nuestro héroe se levanta y con la punta de su espada retira el yelmo de su enemigo y ve, sin asombro, su propia cara, siempre supo que su enemigo era él mismo.

Debería acabarlo ahí mismo, pero sabe que no puede, por que es tan parte de él como su pasado,presente y futuro así que nada más se aleja rogándole a Dios que su enemigo no se levante hasta que él este recuperado y listo para otra batalla.

imagen tomada de sadness-rage.blogspot.com

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