25 marzo 2010

La máquina del tiempo


Joaquín el inventor llora,
llora al escuchar a los abuelos y sus remembranzas
llora y se queja de vivir en su tiempo,
se siente al borde la historia.

Anuncia con ánimo decido
su idea de volver en el tiempo.
Pasan los años y sus canas nacen cansadas
pero llegó el momento de probar su invento

La explosión lo deja un poco aturdido
aún así a toda prisa sale de su taller.

Lo primero que escucha es el canto de las aves
contentas por la bendición de la salida del sol,
el olor a rocío invade su nariz,
es igual a como su abuelo le había contado.

El pasto es tan verde como él se lo había imaginado
era verano y los árboles de corteza amarilla competían con el sol
el cielo empieza a cambiar de color
tal y como le contó el difunto don Benedicto.

Había una calma maravillosa
que se mecía despacio con el viento
y un frío vigorizador
que le hacía sentir más vivo que nunca.

En ese momento un joven arroja un periódico a sus pies
el papel fechado con el día de hoy hace que la verdad lo golpee en la cara,
no ha viajado en el tiempo solo ha abierto sus ojos

Cuantos años desperdiciados,
que tantas cosas no ha apreciado,
vuelve a ver sus manos arrugadas
y se da cuenta que a diferencia de sus abuelos
él era un viejo sin historias que contar.